EN DEFENSA DEL PREMIO CERVANTES CHICO (2)

EN DEFENSA DEL PREMIO CERVANTES CHICO (2)

HABLANDO DE CERVANTES

 
“O lo explica mejor”.


“A ver si UD., Sr. Asesor me lo puede explicar”.


“¿De qué ataques al Premio habla Vd.?”.

“Debería explicar por qué”.

“También debería explicar por qué si el Premio…”.

“Vamos a ver, diga una sola vez la verdad”.

“Por favor, una sola vez”.

“Me temo que Vd., no podrá decirlo”.

 “…pero sí le quiero hacer una pregunta”.

“Una vez más, por favor, le pido que explique a los lectores”.

“Explique a los lectores”.

“Explique a los lectores”.

“Niegue, si puede y tiene valor para ello”

“Explique por qué le parece eso mejor”.

 Pues nada, ya que insisten, allá vamos…

No obstante, conviene recordar y aclarar que la carta dirigida al asesor no es más que un inútil intento de camuflar el origen del problema: el registro del dominio del premio sin permiso del auténtico organizador, el Ayuntamiento, y de la frustrada negociación económica que pensaba llevar a cabo el registrador de dicho dominio. Es decir, cuestión de dinero.
Todo lo demás es camuflaje: la elección de un autor es una excusa; lo de la privatización se ha demostrado falsa... igual que el resto.
La técnica del camuflaje tampoco ha salido bien: todo el mundo sabe ya de qué va esta historia que, descabelladamente, sigue alargando.

Para que no queden dudas, y ante la insistente invitación a responder, lo hacemos con todo lujo de detalles.
 
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HAY QUE LEER LAS BASES.
Cuando se forma parte de un jurado literario es conveniente leer bien las Bases y enterarse de lo que luego se vota. (Para eso se entrega una copia a cada miembro del Jurado al comienzo de la sesión).
En ninguna línea de las Bases del Premio Cervantes Chico se pide que el autor ganador deba tener una “amplia trayectoria literaria”.
Por eso resulta extraño que alguien se queje de que un autor gane el Premio sin tener esa “amplia trayectoria literaria”.

El que hace eso sólo demuestra que no ha leído las bases.

Aunque también puede tratarse de un asunto de mala fe.

En cualquier caso, se trate de ignorancia o de mala fe, es falso que lo de la “amplia trayectoria literaria” sea un requisito indispensable.

Para demostrarlo, reproducimos las Bases en las que se puede ver que lo de la “amplia trayectoria literaria” no consta.

"El Premio Cervantes Chico distingue a un escritor o escritora de lengua castellana cuya trayectoria creadora destaque por su labor en el campo de la literatura infantil y juvenil. Para su designación se tendrán en cuenta los méritos literarios y criterios como la popularidad y la utilización de la obra del escritor como recurso educativo y didáctico en los centros escolares, así como aquellos otros que el jurado estime en su valoración".

Si alguien tiene dudas, puede consultar estas Bases en la Página Oficial del Premio Cervantes Chico:

http://www.ayto-alcaladehenares.es/cervantes_chico/

Queda claro que la famosa “amplia trayectoria literaria” no existe.

Dejamos al criterio del lector determinar si se ha utilizado por ignorancia o por mala fe.


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HAY QUE LEER LAS BASES Y ENTENDERLAS


Las Bases hacen referencia clara a la popularidad y considera positivamente este valor. Así que nadie puede alegar que la popularidad del premiado no es un mérito para ganar el Premio ya que las Bases así lo especifican:


“Para su designación se tendrán en cuenta criterios como la popularidad y la utilización de la obra del escritor como recurso educativo y didáctico en los centros escolares…”


Más claro, el agua.
Por lo tanto no se entiende el motivo de la queja y sólo se explica en el ámbito de no haber leído bien las Bases o haberlas interpretado mal.
A menos que se trate de un asunto de mala fe.

En cualquier caso, tanto si se trata de ignorancia, de incapacidad para comprender bien lo que se lee o de mala fe, es correcto que se valore a un autor por su popularidad. Y por visitar colegios y tener una obra utilizada como recurso educativo y didáctico.
O sea, que el autor que no les gusta a algunos, cumple todos los requisitos que marcan las Bases. Por eso, los otros miembros del Jurado, que han leído las Bases y las han entendido correctamente y han actuado de buena fe, le votaron.
También hay que aclarar que no es lo mismo Vender miles de libros de un par de títulos juveniles” que vender ciento de miles de seis títulos juveniles.
En cuanto a la la idoneidad, o no, del nominado”, ya la decidió la mayoría del Jurado, después de leer y comprender correctamente las Bases. Y parece que consideró positivamente la idoneidad del nominado.
También dejamos en este caso que el criterio de los lectores decida si se trata de un caso de ignorancia, incapacidad para comprender o de simple mala fe.

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NO TE PONGAS EN EVIDENCIA
¿Qué os parece la siguiente pregunta?:
¿cuándo intenté yo presionar al jurado para que votase a este u otro autor?

La repuesta se la da él mismo cuando, algunos párrafos después, dice:

“…expliqué por activa y por pasiva en público y en privado mi disconformidad con un nominado por Vd., y luego votado por la mayoría”.
Por si alguien tiene alguna duda de que no presionó, añade un poco después:
“…creo recordar que fue mi defensa numantina de la esencia del Premio de ese año…”.
No fue presión, fue “defensa numantina”.

Sin embargo, esto nos lleva a algunas preguntas: Si pudo hacer una “defensa numantina” ante el Jurado que, finalmente, votó otra opción por mayoría, ¿a qué viene todo esto?

Si las cosas se han hecho democráticamente y ha podido defender sus argumentos, ¿cuál es el problema? ¿Es que no acepta la decisión del jurado? ¿Es que es un mal perdedor? ¿Qué busca con toda esta campaña mediática si todo se ha hecho correctamente?
Para que todo el mundo lo entienda mejor, añade: “recuerdo que en el Jurado ese año hubo algún miembro más que compartía mis argumentos “literarios”. Muy bien, eso significa que todo el mundo tuvo la ocasión de dar su opinión y de defender sus posturas.

O sea, que el tema se debatió y el Jurado votó por mayoría a la opción que estos dos miembros no querían. ¿Quizá pensaba esta pareja que el Jurado tenía que votar lo que ellos preferían? ¿Creían que sus razonamientos eran mejores que los de los otros seis miembros del Jurado?

Incluso podemos recordar como estas dos personas, durante su "defensa numantina", llegaron a decir que el Premio se iba a desprestigiar si el jurado no seguía sus consejos. Vamos, que no hubo presión.

El caso es que, a partir de entonces, se desencadena una campaña mediática para denunciar algo que, la misma persona que denuncia, reconoce finalmente, como estamos viendo, que todo se ha hecho bien y que tuvo la oportunidad de hacer una “defensa numantina” de sus ideas y objeciones, en compañía de otro miembro que también expuso sus argumentos con toda libertad.

O sea, que todo se reduce a un berrinche de gente que no sabe perder. Y que, posiblemente, echa de menos los tiempos en que no había jurado.

Pero también es una farsa que le sirve de excusa para camuflar sus verdaderas intenciones y apoyarse en ella para lanzar una campaña mediática de desprestigio contra todo lo que tenga que ver con el premio.

  
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DEMOSTRAR ES PROBAR
 
“... ha vertido en su escrito pleno de bilis y falsedades, como ahora le demostraré”.
Cuando alguien dice que va a demostrar algo, tiene que hacerlo con pruebas.
Si se limita a decir lo que le conviene, no sólo no demuestra lo que desea, además se pone en evidencia al decir cosas insustanciales que no demuestran nada.
Por muchas veces que repita la palabra “falsedad”, no demuestra que lo son.
Por lo tanto, es una incongruencia decir que va a demostrar algo y luego no hacerlo.
Una cosa es demostrar y otra insistir en lo mismo.
Sobre todo cuando, más que demostrar, se contradice todo el tiempo, como estamos viendo a cada paso que damos.
 
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LA PÁGINA WEB DE LA DISCORDIA
Abrir una página web sin permiso de los organizadores es una mala idea y acaba mal. Tratar de evitar las responsabilides echando la culpa a otros, no tiene calificativo.

Pero lo más sorprendente es que Vd., me tacha de osado por haber hecho la página…”


Aclaremos rápidamente que es el Ayuntamiento el que le ha pedido que la retire. Y sí, fue una osadía abrir una página web sin permiso ni consentimiento del Ayuntamiento, que es el organizador del evento, y se le advirtió desde el principio.


“… y niéguelo si puede, Vd., y yo formamos parte del equipo que la abrimos inicialmente”.


Negado queda. Nunca hubo ningún equipo, hubo alguien que ayudó en el diseño y en la puesta en marcha a alguien que había comprado un dominio y que no sabía ejecutarla. Ayuda desinteresada, por cierto.


“Eso sí, aunque era una idea mía Vd., en aquellos momentos no tuvo ningún reparo en participar en la elaboración de la misma…”


No hubo ningún reparo en ayudar a alguien que tenía un proyecto y por lo que no se le cobró nunca nada. Ayudar no es participar. El negocio era de quien compró el dominio y de quien quería explotarlo.


“Aunque, como siempre, al final el único que pagó los gastos fui yo”.


Efectivamente, es cierto. ¿Pero, quién los iba a pagar? Siempre es así: el que pone en marcha un negocio paga sus gastos. Máxime cuando no tiene ningún socio.


“Niegue, si puede y tiene valor para ello, que Vd., no tenía las claves de acceso o que incluso fue el que creó personalmente la cuenta de correo de la página”.


Tener las claves de acceso para ayudar en el diseño no es formar parte del proyecto; los webmasters tienen las de sus clientes y eso no significa que sean socios.

Ayudar a abrir una cuenta de correo es ayudar, no formar parte del proyecto. Los webmasters lo hacen para sus clientes, pero no significa que formen parte del proyecto.
Nunca hubo nada más allá de una ayuda desinteresada, por mucho que soñara con otra cosa.

Todo queda aclarado cuando el Ayuntamiento pide que se retire la página y se le pide dinero y quien le ayuda le comunica automáticamente que dejará de ayudarle.

Eso sí, sin haber recibido ninguna retribución, ni haberla pedido y sin el agradecimiento del dueño del proyecto, o sea, el propietario único y explotador del dominio.

De haber existido el "equipo" del que habla, las cosas no habrían llegado a este punto; jamás se le habría pedido dinero al Ayuntamiento por compartir un dominio que, en justicia, le pertenece, y la página web se habría cerrado en el mismo instante en que el Ayuntamiento lo requirió.

Pero no había equipo.

Había un propietario de un dominio, comprado con su dinero, que tomaba sus propias decisiones bajo su propia responsabilidad.

Por eso las cosas están como están.


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